Tradicionalmente, los despachos se encargaban de diferenciar arquitectónicamente los cargos profesionales en el workplace. Hoy en día, son espacios más versátiles que cuentan con zonas diferenciadas que permiten trabajar, almacenar, reunirse, comunicarse o descansar en un espacio de mayor privacidad. Los Private Spaces pueden estar cerrados con paredes de cristal o a través de muros de piedra o pladur, contar con más o menos metros cuadrados y servir para una o varias personas. Admiten mobiliario y soluciones estilísticas variadas: desde el diseño clásico al más vanguardista, pero en ningún caso renuncian a ofrecer una experiencia confortable para el usuario. Aunque en la actualidad los despachos precisen ser diferenciados del resto de los espacios, en ellos se realizan tareas que se dan en otros lugares del workplace: desde el trabajo individual y la concentración a las reuniones privadas, sin descuidar los momentos de relax del usuario.

Su configuración responde a todos estos usos, tanto a la hora de escoger el mobiliario, como al pensar su ubicación y la forma de su habitáculo. Si están cerrados con muros opacos, conseguirán privacidad en el interior y una mayor diferenciación de espacios. Mientras, las paredes acristaladas facilitarán la comunicación visual con el resto de personas del equipo, dejarán libre la circulación de la luz y ayudarán a romper las barreras entre cargos de diferente responsabilidad vertical. En el diseño interior de los Private Spaces sus protagonistas principales son mesas y sillas ergonómicas para trabajar y reunirse con comodidad, mobiliario de almacenaje, una iluminación que evite la fatiga visual, sillones o sofás de descanso y elementos textiles o biofilia que aumenten el grado de confort. El resultado transmitirá los valores de la compañía, será versátil y funcional y conseguirá que las personas utilicen el espacio de forma natural.