Vemos la oficina como un lugar para ser vivido, con espacios funcionales de uso común e individuales para el día a día de los usuarios. Un ejemplo de estos últimos es la Lockers Area, que ofrece una zona común para el almacenamiento de efectos personales y correspondencia, consiguiendo así lugares de trabajo organizados y agradables. En función del espacio y las necesidades de cada compañía, puede formar parte de otro workspace como la Welcome Area o contar con un lugar propio, con una posición céntrica en un espacio abierto o semiabierto, haciendo a su vez de separador de zonas y generando diferentes ambientes. La privacidad es una característica que todo espacio de trabajo debe contemplar, ofreciendo espacios donde comunicarse con intimidad y zonas de almacenaje donde los documentos y objetos de cada usuario estén bien ordenados y protegidos.

Por ello, aunque cada vez utilizamos más el espacio digital para guardar archivos, la Lockers Area sigue siendo una de las zonas más funcionales del workplace. Las taquillas individuales se pueden configurar a través de sistemas modulares que se adapten al espacio disponible. Existen multitud de modelos, de diseños más o menos vanguardistas, sobrios o coloridos, de texturas y materiales varios, todos ellos con cierres de seguridad que garantizan la tranquilidad de los usuarios. Pueden servir tanto a personas internas de la compañía, como para guardar los objetos de colaboradores, clientes y trabajadores móviles. Pero, además de tener uso de almacenaje, la Lockers Area contribuye a que la imagen de la compañía sea más uniforme y ayuda a despejar las mesas de trabajo individuales. Así, las personas pueden operar con mayor comodidad y los espacios se mantienen ordenados durante la jornada laboral.